domingo, 3 de agosto de 2008

La casa

Últimamente me he puesto a pensar en el camino que estoy tomando, que tomé, que debí tomar, que voy a tomar… bah! Esto me confunde, es como haber entrado a una casa porque querías comprarla, y tras una larga deliberación, al darte cuenta que no te gusta, no sabes por cual puerta salir, y eso es si tienes suerte de encontrarla y a que la casa es enorme.

Si he de hablar de ella, diría que es enorme (como ya dije), imponente. La primera vez que la vi, entendí porque le gusto mucho a varias personas (obviamente no entendí correctamente) y vi mi futuro reflejado en esa casa, me vi madurando, estableciéndome y luego criando una familia.

Al ver el vestíbulo y sus pilares con mas de diez lustros de antigüedad, sentí que estaba haciendo lo correcta, que estaba tomando “la Decisión”, y así como se hizo antes, yo lo hacia… ¡PORQUE QUERIA!

Pero al llegar a la sala, me percate de los desperfectos de este lar, sus paredes pintadas de blanco escondían la vejez y la podredumbre propia de una casa antigua, pero esa podredumbre no era producto del paso de los años, si no del peso que soportaba por albergar miles de almas clamando a una sola voz justicia; pobres, si supieran que la justicia no se encuentra en un lugar, si no en la voluntad y la capacidad que uno tiene para alcanzarla.

Algunos espíritus caminan por la casa esperando encontrar el momento para ser libres, esperan encontrar una habitación donde acomodarse y sentirse satisfechos. Otras ánimas se resignaron y entendieron que esta no era su casa, que la felicidad no se encuentra en un rincón o un escritorio con cuatro paredes, y menos aún en vagar por los pasillos esperando a que alguien desocupe una habitación o ceda una parte de esta.

Lo cierto es que yo decidí, después de caminar mucho tiempo por sus pasillos, a salir de ella, no pienso ser uno mas de esos que entran a la casa y no saben como salir, ni un espíritu clamando por justicia, ni alguien que tenga que escuchar a esos espíritus por siempre.

Lamentablemente me he dado cuenta que salir de ella no es tan sencillo como ingresar. Las piernas ya no tienen la misma energía vigorosa con la que entre, los ojos parpadean cada vez mas y mi cuerpo requiere estar mas tiempo en la verticalidad de una cama (o un sillón); no creo que se la edad, porque joven aun soy y he aprendido a conservar mi salud, y aprehendido hábitos saludables. Es la casa, te consume, te corroe, destruye a aquellos que osan entrar a ella sin tener lo necesario y a aquellos que teniendo mucho mas de lo necesario como para comprar una casa mejor se aventuran por ella.

Lo más doloroso es cuando te asomas a una ventana y ves otras casas, mas bonitas o sin ser mas bonitas, auguran un futuro mas prospero; casas que viste al ir por el vecindario pero que perdiste de vista por… vaya usted a inventarse las razones.

Regresando a los caminos que estoy tomando, que tomé, que debí tomar, que voy a tomar y la confusión que estos me provocan, debo decir que sigo buscando ese camino que me conduzca al hogar ideal, pero para eso, primero debo salir de aquí, la puerta esta cerca y a la vez lejana, peligrosa, aunque yo creo que el intento es meritorio.

Me dijeron que tengo una mirada de alguien que busca algo, de alguien que busca… quien sabe que, quizás lo que busco es ese camino que me lleve a esa casa. Mi mirada a mi parecer, es de alguien perdido (entiéndase aquella persona que desconoce su ubicación), y por el momento, si el fin de todos es buscar un camino y seguirlo, creo que ser un nómada es lo ideal para mi, por ahora…

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