lunes, 11 de agosto de 2008

¿Escuchaste?

Jano: Deja de mirarme, y hazlo.
Serin: Espera, va a decir algo…

Los ojos de la niña observaban con terror e impotencia, sus labios se comenzaron a abrir y en una mezcla de saliva y sangre dijo algo, que Jano y Serin no logran entender.

Serin: ¿que dijo?
Jano: Que chucha importa lo que dijo, clávasela de una vez que quiero meterme un polvito antes de irnos y no me vacila cuando patalean.
Serin: oe Jano, no seas pendejo, ya párala huevón…
Jano: parada la tengo… estoy esperando… ¿sabes utilizar eso no cojudo? (le señala el cuchillo), mira, lo agarras por este lado (presiona su mano empuñando el puñal), la punta hacia abajo (le levanta la mano y le muestra la punta de manera sarcástica) y PRAJ!!! (Jala el brazo de Serin y lo obliga a apuñalar a la niña en el pecho).
Serin: ¡MIERDA!... ¡MIERDA!...

La niña, sin emitir grito alguno, empezó a tener espasmos y tomo con fuerza el polo de Serin. Giraba la cabeza desesperadamente, como si en algún lado de la habitación pudiera encontrar escape del dolor que sentía. Poco a poco la fuerza con la que jalaba el polo de Serin se desvaneció hasta que sus ojos quedaron estáticos y su respiración se detuvo.

Jano: listo, ya vez… como decía mi abuelo; “no es tan difícil”.
Serin: Puta madre… Eres una mierda Jano, eres la peor mierda que existe...
Jano: ¿Qué chucha te pasa?
Serin: era una niña huevonazo, ¡esa chibola pudo haber sido tu hermana por la putamare!
Jano: putamare… tienes razón… esa chibola pudo haber sido hasta mi hija.
Serin: ¿ahora que vamos a hacer? ¿Es una niña huevón?
Jano: Puta si… (Lo palmea en el hombro) no debiste matarla huevón… ¡TE PASASTE!

Jano se puso de pie y cerró su cremallera.

Jano: la cagas imbecil, ya me quitaste las ganas… me la tendré que correr cuando llegue a mi casa…
Serin: eres una mierda… yo me voy.
Jano: toma tu parte, para que veas que soy hombre de palabra.
Serin: no… no quiero ese dinero.
Jano: ah, ¿que?, trabajas gratis... bueno, por mi no hay problema, pero no me vengas a pedir tu plata cuando ya no tengas con que comprar tu mierda.
Serin: (se mete la mano al bolsillo, moviéndola como si buscara algo)… putamare… pero es la última vez que hago una chamba contigo.
Jano: ¡ayy no!... no me dejes Serin, jajaja, ya necesitaras plata, y eres tan bruto que ni de serenazgo puedes chambear, así que mejor guárdate tus promesas.

Serin le da la espalda y se va, mientras Jano, aun parado al lado del cadáver de la niña, prendía un cigarro y comenzaba a contar billetes. De camino a casa, o al lugar donde dormía, Serin pensaba en como olvidar lo que acababa de hacer:

Serin: Carajo… Jano de mierda (se mete la mano en el bolsillo, estrujando los billetes), no hay manera de que haga algo sin matar a alguien, (se pone la mano en la boca con gesto de llanto y miedo), putamare… mate a la chibola…

Serin comenzó a buscar con la mirada un lugar donde perder la memoria un rato, donde poder tirar el dinero manchado que acababa de ganar. Al final de la cuadra se percato de un localcito con música, nada espectacular, un guarique a simple vista, pero que seguro tenían el objeto de su búsqueda… alcohol.

Pasando la puerta estaba el salón principal, un espacio de no más de doscientos metros cuadrados, lleno de mesas celestes con patas de metal, y en ellas, almas cabizbajas y seudo alegres mojando el gañote como si no hubiera un mañana.

Al final del Salón había una barra con algunas personas bebiendo y tratando de conversar en medio de la bulla y el hedor a orines que provenía del baño al lado. Serin camino hacia la barra, mirando las botellas en la pared; había dinero al fin y al cabo, y a el le gustaba tomar. En el corto camino hacia su asiento sintió una interrupción, algo detenía el movimiento cuasi involuntario hacia el barman, al girar la mirada se dio cuenta se había tropezado con un sujeto que se dirigía al baño. El tipo, de contextura y tamaño promedio, le puso la mano en el hombro en señal de disculpa, pero, antes de que pudiera decirlas, Serin en un arranque de violencia, empujo la mano en su hombro y tomo la solapa del desconocido; mas que una expresión de rabia o abusonería, la expresión de Jano era de miedo, quito al sujeto de su vista con un jalón y prácticamente lo dejo en la puerta del maloliente baño. Llego a aquel lugar vacío en la barra, jalo una silla y se sentó, apoyando la cabeza en las manos, tratando de sacar de su cuero cabelludo aquellas imágenes que lo trajeron hasta ese lugar.

Serin: Pisco…
Barman: Sour?
Serin: Puro… ¿tú crees que voy a venir a tomar pisco sour a esta pocilga?
Barman: … (Prepara el pisco en un shot)… ahí tiene.
Serin: Dámelo en un vaso de whisky y llénalo.
Barman: el pisco sale en estos va…
Serin: (saca un billete de cincuenta soles), pero yo lo quiero en un vaso de whisky y no quiero un shot, quiero un vaso lleno.

El barman tomo los cincuenta soles, y le sirvió el vaso de pisco. Serin puso un cigarro en su boca, estaba dispuesto a prenderlo, cuando un encendedor le gano la partida al suyo. Era una morena, a simple vista, con un cuerpo despampanante, pero ocultado bajo prendas largas.

Mujer: vaya manera de tomar pisco…
Serin: vaya manera de prender cigarros a desconocidos
Mujer: Se llama cordialidad de la casa (rie), y que te trae por acá.
Serin: La sed.
Mujer: pues cara de sediento no tienes
Serin: (la mira directamente a los ojos, con animo de asustarla)… ¿y cara de que tengo?
Mujer: mmm… de cansado. Si, de cansado.
Serin: ah… bueno, quizás tengas razón, la verdad no duermo bien hace días.
Mujer: (se acerca y soba la entrepierna de serin)… no hablaba de ese cansancio (encuentra lo que buscaba y lo aprieta)…
Serin: heeey, vaya manera de… wow… me esta gustando la cordialidad de esta casa
Mujer: (se rie, se para y comienza a caminar hacia la puerta del bar, ya en la puerta lo mira, y con la cabeza le da la señal que el esperaba).

Serin se levanto del asiento, bebió el vaso de pisco de un solo sorbo y siguió a la mujer. Salio del bar y vio a la mujer en la siguiente cuadra, por lo que apuro el paso. Antes de cruzar la esquina comenzó a sentir dolores de cabeza, pero como el cazador tenia una presa delante, lo atribuyo al mal pisco de la cantina. Siguió tras la morena, y cada vez se sentía mas cansado, a pesar de estar caminando, ya no era solo el dolor de cabeza, era la visión borrosa, el cosquilleo en la palma de las manos, el entumecimiento de las piernas... de un momento a otro solo podía ver el cemento y unas botas frente a el.

Serin: ¿Qué paso?... ¿Qué…? (intenta moverse… pero el dolor lo detiene) AAAHHHHHH…. ¡MIERDA!

Serin no lo entendía, mientras la luz se hacia cada vez mas amigable a sus ojos, se dio cuenta de su situación, se encontraba de pie en una plataforma de metal, sus manos y pies se encontraba sujetados con grilletes de metal con agujas gruesas en el interior que impedía a Serin moverse, desgarrándole la carne en cada intento.

Cansado de intentarlo, distensiona su cuerpo y solo llora, de dolor, de miedo.

Serin: ¡AYUDA!, POR FAVOR, AYUDENME.
Voz: ¿no has escuchado eso antes?

Serin dirigió su mirada hacia la puerta, de donde provenía la voz, en ese momento se percato de la decoración a su alrededor; paredes pintadas con sangre y piel humana a primera vista, en una esquina de la habitación una mesa de metal con un cadáver. Serin no soporto la sobrecargada recuperación de sus sentidos y vomito... el cadáver no tenia piel, eran solo vísceras, carne y hueso. La reacción natural de Serin luego de vomitar fue mirar a otro lado, pero su sorpresa fue mayor cuando se percato de que en las pieles humanas colgadas en la pared había dibujos que las hacían familiares… era Jano, Serin gritó.

Voz: ¿te gusta como decoré todo?
Serin: ¿Quien eres?... ¿Quién eres?

De la puerta a oscuras salio un sujeto con ropa negra, de tamaño promedio y de contextura promedio, con una pañoleta de los Misfits en el rostro. Se acerco a Serin y se bajo la pañoleta.

Serin: TU!, CONCHATUMADRE… SUELTAME…

Era el extraño del bar, el que fue a parar de manera acelerada al baño gracias a el.

Serin: Suéltame por favor, ¡perdóname! No quise hacerte daño…
Hombre: no te preocupes, no lo hiciste.
Serin: Sueltame entonces… ¿Por qué me haces esto?
Hombre: ¿Escuchaste lo que dijo?
Serin: ¿ah?, ¿Quién? ¿De que hablas?.
Hombre: ¿Escuchaste lo que dijo ella?
Serin: no se de que hablas... por favor, déjame ir.

El hombre lo miró fijamente a los ojos, luego de un momento le esbozo una sonrisa, saco de su cinturón un cuchillo y le hizo un corte en la axila, prosiguió por el hombro haciéndole una perfecto corte circundante entre el brazo y el tórax. Serin gritó mientras de su axila emanaba sangre.

Hombre: ¿Sabes lo que dijo antes de que le atravesaras ese cuchillo?
Serin: (pasa de un estado de casi desmayo a alerta).
Hombre: dijo… (Riéndose)… ¿Por qué me haces esto? (se rie otra vez) ¿no te parece irónico?

Serin se quedo sin habla y antes que pueda recuperarla el sujeto volvió a tomar su cuchillo y se lo clavo en el pecho, No pudo gritar y lo último que vio fue al sujeto darse la vuelta y salir de la habitación.

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